domingo 12 de diciembre de 2010
Mendoza, El Pozo de las Ánimas
Lleno de enigmas, mitos y leyendas, el Pozo de las Ánimas siempre nos despertaba curiosidad al verlo en numerosas ediciones turísticas de la provincia de Mendoza.
Ubicado junto a la ruta provincial Nº 222, muy cerca del arroyo Las Amarillas, el llamado Pozo de las Ánimas está rodeado por montañas donde, al golpear, el viento produce una especie de silbido que da origen a distintas leyendas transmitidas por los viejos pobladores con toda su carga de misterio y superstición.
El pozo era llamado por los habitantes originarios de la zona "Trolope-Co" (agua de los muertos o agua del gritadero de las ánimas), y la tradición del lugar cuenta que es el lugar donde van a rezar y llorar las almas que andan en pena por las montañas...
LA LEYENDA: Como era común entre los pueblos que habitaban de uno y otro lado de la Cordillera de los Andes, se había producido una diferencia en las relaciones y un grupo del lado chileno, gente de costumbres aguerridas, estaban persiguiendo a un reducido numero de pobladores de la zona de Los Molles.
La noche fue extendiendo su manto y ya en plena oscuridad los perseguidos advirtieron que no se oían más los gritos de sus enemigos, luego de tomar recaudos, por si se trataba de una treta de sus rivales, retornaron hacia sus moradas, dando algunos rodeos.
Al día siguiente, con las primeras luces, volvieron al lugar hasta donde había finalizado la persecución y retomaron sobre sus pasos del día anterior, a poco de andar comenzaron a oír algunos sonidos de lamentos que les llamó la atención. Con cautela continuaron avanzando y con gran sorpresa se encontraron con dos enormes pozos que se habían hundido bajo los pies de sus perseguidores, en el fondo se encontraban los cuerpos moribundos de sus enemigos y los gemidos que surgían de las profundidades asustaron a los observadores, quienes desde ese momento veneraron la formación que los había salvado dándole el nombre de "lugar en que lloran las ánimas"
Lo cierto es que se trata en realidad de dos depresiones, divididas entre sí por una frágil separación.
El primero de ellos es una enorme cavidad que se encuentra detenida en su proceso de erosión, en sus paredes se han ido fijando algunos vegetales y su fondo se encuentra cubierto de agua.
El segundo pozo es de características impresionantes, por su tamaño y por los constantes derrumbes que se producen, con sus paredes cortadas casi a pique, que deja ver grandes piedras casi colgadas a punto caer en las heladas aguas que cubren su lecho.
El 19 de diciembre de 1981, un equipo integrado por buzos, científicos, gendarmes, deportistas y periodistas, lograron realizar con éxito el descenso de 12 personas a la laguna, donde trasladaron un bote de goma y equipos de buceo con el fin de realizar estudios científicos en el lugar.
Gracias a aquellos trabajos se pudo determinar que el diámetro del pozo mayor es de aproximadamente 200 metros, la profundidad hasta el agua es de unos 80 metros y la profundidad del agua alrededor de 21 metros desde la superficie hasta el fondo del cono.
Bastó con detenernos unos minutos para escuchar el sonido del viento jugando caprichosamente dentro de los pozos e imaginando las caras de miedo de aquellos ficticios aborígenes, para algunos la leyenda seguía viva, en cambio para otros, pasaba inadvertida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario